Perder el olfato después del COVID-19 es más común de lo que pensamos. Pero, ¿sabías que esta pérdida puede durar mucho tiempo, incluso años? Entender esto es crucial porque el olfato influye en nuestro apetito, recuerdos y hasta en nuestra seguridad.
El Olfato y el COVID-19: Un Vínculo Duradero
Una investigación reciente ha revelado que la pérdida del olfato (anosmia) provocada por el COVID-19 puede persistir por más de dos años en algunos casos. Esto significa que algunas personas siguen teniendo problemas para oler mucho tiempo después de recuperarse de la infección.
¿Cómo se mide la pérdida del olfato?
Los investigadores utilizan pruebas especiales, como las de «rasca y huele», para evaluar la capacidad de una persona para identificar diferentes olores. Imagina una tarjeta con pequeñas burbujas que contienen olores; la persona rasca la burbuja y dice qué olor percibe. Esta prueba simple ayuda a determinar si hay una disminución en la capacidad olfativa.
¿A quiénes afecta más?
Aunque la pérdida de olfato puede afectar a cualquiera que haya tenido COVID-19, algunos estudios sugieren que ciertas personas pueden ser más susceptibles a una pérdida prolongada. Factores como la severidad de la infección inicial, la edad y posibles condiciones preexistentes podrían influir. Sin embargo, se necesita más investigación para confirmar estos hallazgos.
¿Por Qué es Importante Poder Oler?
El olfato es mucho más importante de lo que creemos. No solo nos permite disfrutar de los sabores de la comida, sino que también nos advierte de peligros, como el humo de un incendio o la fuga de gas. Además, el olfato está estrechamente ligado a nuestros recuerdos y emociones. ¿Recuerdas cómo el olor a pastel recién horneado te transporta a la casa de tu abuela?
Consecuencias de la pérdida del olfato
- Pérdida del apetito: La comida puede parecer insípida, lo que lleva a una disminución en el consumo de alimentos.
- Riesgos de seguridad: Dificultad para detectar humo, gas u otros peligros.
- Impacto emocional: Depresión, ansiedad y aislamiento social.
¿Qué se puede hacer?
Si has experimentado una pérdida prolongada del olfato después del COVID-19, existen algunas opciones que puedes considerar:
Entrenamiento del olfato
El entrenamiento olfativo es una técnica que implica oler diferentes aromas fuertes (como limón, eucalipto, clavo y rosa) durante unos minutos cada día. Esto ayuda a estimular y fortalecer las vías olfativas en el cerebro. Piensa en ello como un «gimnasio» para tu nariz.
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Ejemplo de kit de entrenamiento olfativo. Fuente: Wikimedia Commons.
Consulta médica
Es importante consultar a un médico especialista (otorrinolaringólogo) para descartar otras posibles causas de la pérdida del olfato y para recibir recomendaciones personalizadas. El médico puede evaluar tu condición y recomendarte el tratamiento más adecuado. Es vital no auto-medicarse y buscar orientación profesional.









