Una potente tormenta solar podría dejar sin Internet durante semanas
¿No hay conexión durante 5 minutos y estás perdido? Así que imagina cómo sería tu vida si el mundo se quedara sin Internet durante varias semanas. Según los investigadores, este es el riesgo que corremos en caso de una gran tormenta solar. Un riesgo para el que debemos estar preparados.
Nuestra Tierra recibe constantemente el impacto de un viento solar formado por partículas cargadas. La mayoría de las veces, éstas son afortunadamente bloqueadas por el campo magnético que rodea nuestro planeta. Pero a veces el viento solar se convierte en una tormenta. Y se las arregla para colarse en nuestra atmósfera a través de los polos, amenazando nuestros sistemas de navegación y las redes eléctricas. E incluso nuestras redes de comunicación.
Investigadores de la Universidad de California en Irvine (Estados Unidos) sugieren ahora que las consecuencias de una tormenta solar de este tipo podrían ser peores de lo esperado. Un clima espacial desfavorable -una eyección de masa coronal suficientemente grande- podría provocar un apagón de Internet. Una interrupción que podría durar varias semanas. O incluso varios meses.
Afortunadamente, estas tormentas solares son poco frecuentes. Al menos, los que consiguen chocar con la Tierra. Los investigadores estiman, en un estudio que aún no ha sido revisado, que la probabilidad de que se produzca uno es de entre el 1,6 y el 12% por década. En nuestra historia reciente, los científicos recuerdan uno en particular, el famoso evento Carrington de 1859. Incendió los cables del telégrafo.
No te sorprendas
Desde entonces, la dependencia de nuestra sociedad de la tecnología, y en particular de Internet, no ha dejado de crecer. Los gestores de la red eléctrica están integrando el riesgo de las tormentas solares. Pero se han realizado pocos estudios sobre el impacto potencial de un evento de este tipo en la Internet global. Su veredicto: la infraestructura no está preparada.
Para conectar los continentes, largos cables serpentean por el lecho marino. Están equipados con repetidores para amplificar las señales. Pero éstas son especialmente sensibles a las corrientes geomagnéticas inducidas por las partículas cargadas procedentes del Sol. Si un solo repetidor se avería, el funcionamiento de todo un cable puede verse comprometido.
Afortunadamente, la red se construyó para ser resistente. Y puede tomar otras rutas si la más directa está cortada. Sin embargo, si un número suficiente de repetidores falla simultáneamente, existe el riesgo de que continentes enteros queden incomunicados. Las reparaciones en un entorno submarino siempre son complicadas.
Los investigadores ya calculan que una interrupción de un día de la conexión a Internet en Estados Unidos costaría más de 7.000 millones de dólares. Así que imagina un apagón que podría durar semanas o meses… Los investigadores advierten que cuando se detecte la próxima tormenta solar en nuestra estrella, tendremos unas 13 horas para reaccionar.
Por tanto, sería mejor prepararse de antemano aumentando el número de cables en latitudes bajas -porque las latitudes altas están más expuestas y es donde se encuentran los cables que unen Europa y Estados Unidos, por encima de los 40º de latitud norte-, aislando mejor los cables submarinos y desarrollando pruebas de resistencia, por ejemplo. Sobre todo porque los satélites que también se utilizan para proporcionar conexiones podrían verse afectados. Sin embargo, hay buenas noticias. Los investigadores afirman que las conexiones locales deberían ser más resistentes. Los cables de fibra óptica no se ven afectados por las corrientes geomagnéticas.