Un estudio revela que la especie humana es cada vez más estúpida

El valor medio global de la inteligencia, evaluado a través de pruebas de CI (cociente intelectual) está en caída libre.
Esta es la alarma que ha sonado tras un complejo estudio realizado por un equipo de científicos del Ragnar Frisch Centre for Economic Research de Noruega. Según los expertos, que analizaron los resultados de 730.000 pruebas de CI realizadas en Noruega, las puntuaciones obtenidas han caído inexorablemente desde mediados de los años setenta. Los resultados del estudio, publicados en las páginas de la revista científica Proceedings of the National Academy of Sciences (Pnas), serían contradictorios con otras investigaciones anteriores, que dieron al valor promedio global de la inteligencia en constante crecimiento, alrededor de 3 puntos por cada década a lo largo de los `900.
IQ bajó 7 puntos por cada una de las 3 generaciones probadas
Pero ahora los científicos del Ragnar Frisch Centre for Economic Research dicen que el llamado efecto Flynn alcanzó su punto máximo a mediados de la década de 1970. El equipo analizó los resultados de las pruebas de coeficiente intelectual realizadas entre 1970 y 2009 por chicos noruegos de 18 y 19 años, evaluados para el servicio militar obligatorio. Los nacidos después de 1975, comentan los investigadores, ha habido una disminución en las puntuaciones medias de 7 puntos para cada una de las 3 generaciones verificadas.+
Las razones de la disminución no estarían claras, incluso si los científicos plantean la hipótesis de que los cambios en el estilo de vida y los hábitos de los niños son debidos.
Sin embargo, hay quienes creen que los datos son inexactos, si no incorrectos, porque no son capaces de evaluar el coeficiente intelectual de una inteligencia moderna, que debe responder a necesidades diferentes, basadas en lo que se denomina «inteligencia fluida y cristalizada», que lleva a los sujetos a descubrir nuevas conexiones y encontrar soluciones originales y creativas. En resumen, para los científicos los parámetros de evaluación de la inteligencia no pueden fosilizarse a estándares específicos, sino que deben adaptarse a la evolución de la sociedad.