Realidad virtual: un sistema inspirado en las marionetas para crear las sensaciones del tacto

Las aplicaciones de la realidad virtual ya no tienen que demostrar su potencial, pero siguen buscando un significado, el del tacto. Durante años se han realizado muchos experimentos para reproducir correctamente las sensaciones de tocar un objeto virtual que se tiene en la mano. Si ha habido grandes progresos, aparte de las vibraciones, las pequeñas descargas eléctricas o los exoesqueletos, por el momento la entrega de las sensaciones del tacto, como seguir los contornos de una estatua con la mano, por ejemplo, sigue siendo uno de los grandes retos de la realidad virtual.

Un equipo de investigadores del laboratorio del Grupo de Interfaces Futuras de la Universidad Carnegie Mellon en Pittsburgh, EE.UU., ha estado trabajando en este problema. Los científicos desarrollaron un prototipo llamado Wireality. El sistema es original, ya que las articulaciones de la mano del usuario están conectadas para un cableado fino. Estos cables están conectados a una caja fijada en el hombro y se desenrollan o enrollan según los movimientos a reproducir, a través de pequeños carretes de pesca.

Un sentido realista del tacto por 50 dólares

En un espacio RV, si la persona toca un objeto, o una pared con ciertas partes de la mano, los cables correspondientes a las articulaciones afectadas se enrollarán de tal manera que reproduzcan finamente la sensación de la forma del elemento tocado, por ejemplo. Esto puede implicar deslizar la mano sobre una balaustrada, siguiendo los contornos de una escultura, o levantar un objeto virtual que se supone que pesa mucho. Equipado con el aparato, el usuario puede asemejarse efectivamente a una marioneta cuyos movimientos son controlados por el titiritero.

Aunque el proceso sigue siendo complejo con su sistema de cableado, además de proporcionar sensaciones realistas, es económicamente formidable. Por ejemplo, según los investigadores, todo el equipo cuesta sólo unos 50 dólares. Un precio que podría ayudar a democratizar este tipo de tecnología, cuyos modelos más eficientes suelen ser prohibitivamente caros y están destinados a aplicaciones profesionales, como la cirugía, por ejemplo.