Así es como se pueden descubrir planetas en otras galaxias

En los últimos años, astrónomos y científicos han descubierto muchos exoplanetas, es decir, planetas que se encuentran fuera del sistema solar y que forman parte de otros sistemas estelares. Sin embargo, estos son planetas que siempre se encuentran dentro de nuestra galaxia, la Vía Láctea. ¿Y los planetas extragalácticos?
Los científicos coinciden actualmente en que todavía no existen tecnologías para detectarlos y que estas tecnologías no estarán disponibles en los próximos años. O al menos casi todos: según un estudio publicado en el International Journal of Modern Physics, las ondas gravitacionales D podrían usarse para identificar planetas que están fuera de la Vía Láctea, como señala Space.com.
¿Qué son las ondas gravitacionales?
Estos últimos son literalmente ondas en el espacio – tiempo que generalmente comienzan a propagarse como resultado de un impacto poderoso, como el que se produce entre dos estrellas de neutrones, dos enanas blancas o entre dos agujeros negros (o una combinación de los tres objetos). En los últimos años, los investigadores han identificado varias fuentes de ondas gravitacionales desde fuera de nuestra galaxia.
La ventaja de las ondas gravitacionales radica en el hecho de que, a diferencia de lo que sucede con la luz, pueden llegar fácilmente a la Tierra ya que están menos obstruidas por objetos que puedan estar en su camino. Sin embargo, no son tan fáciles de detectar como la luz.
Observadores de ondas gravitacionales
Hoy en día existen observatorios de ondas gravitacionales, como LIGO o Virgo, que son capaces de interceptar ondas gravitacionales a través de un complejo sistema de detectores colocados a una distancia adecuada. Pero encontrarse con ondas gravitacionales sigue siendo un evento bastante raro.
Los científicos que llevaron a cabo el estudio creen que un exoplaneta existente en otra galaxia podría identificarse precisamente mediante la interceptación de ondas gravitacionales. En concreto, con este método se podrían descubrir exoplanetas gigantes, los enormes de tipo gaseoso, que giran, no muy lejos, alrededor de un sistema formado por dos enanas blancas.
Si estas dos enanas blancas comenzaran a chocar y fusionarse, generarían un flujo de ondas gravitacionales aproximadamente con la misma frecuencia. Cuando se encuentren con el gigante gaseoso en su camino, estas ondas gravitacionales advertirían de pequeñas desviaciones o perturbaciones y son precisamente estas las que podrían sentirse en la Tierra.
Sistema raro
Es un sistema (gigante gaseoso que gira cerca de dos enanas blancas que luego comienzan a fusionarse) bastante raro pero no del todo excluible hasta donde sabemos.
Y dado que los números cósmicos son muy grandes, no se excluye que un día las ondas gravitacionales provenientes de tal sistema puedan ser interceptadas.
Telescopio espacial Interferómetro láser Antena espacial (LISA)
En este sentido, los científicos creen que con la nueva Antena Espacial de Interferómetro Láser (LISA) de la Agencia Espacial Europea, cuyo lanzamiento está previsto para mediados de la década de 2030, será posible realizar intercepciones de este tipo.
Específicamente, según los investigadores, LISA podría interceptar un exoplaneta gigante en la Gran Nube de Magallanes, una galaxia satélite de la Vía Láctea, con al menos 13 veces la masa de Júpiter orbitando, bastante cerca, alrededor de dos enanas blancas ubicadas a una distancia de como máximo una milésima parte de la existente entre Mercurio y el Sol después de cuatro años de observaciones en la misma región.
Otros proyectos futuros
También hay proyectos de futuro relacionados con los observatorios espaciales de ondas gravitacionales aún más sensibles, algunos de los cuales han sido diseñados, o más bien «imaginarios», por científicos chinos, que podrían permitir su identificación en un tiempo aún más corto.
Todo esto nos hace entender que, al final, el descubrimiento y confirmación de la existencia de un planeta perteneciente a otra galaxia no es una hipótesis tan remota o ciencia ficción sino un objetivo que podría alcanzarse en unas pocas décadas.