Para combatir la falsificación, necesitamos un chip RFID del tamaño de un grano de arroz…

Para combatir la falsificación, los fabricantes utilizan diferentes métodos para validar la autenticidad de los componentes. Una de las soluciones más comunes es el uso de chips RFID inalámbricos que pueden identificar objetos de cierto tamaño. Sin embargo, son demasiado grandes para los objetos pequeños, como los componentes electrónicos, y la seguridad es mínima. Para resolver este problema, los investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) han inventado un nuevo chip inalámbrico que es mucho más pequeño e incorpora la encriptación.
Los investigadores querían que las comunicaciones inalámbricas estuvieran en el rango de alta frecuencia de 100 gigahertz a 10 terahertz, lo que requiere antenas más pequeñas y ofrece un mayor alcance. Los investigadores lograron juntarlo todo para crear una etiqueta del tamaño de un grano de arroz, de sólo 1,6 milímetros cuadrados. «Si quiero rastrear un perno, un implante dental o un chip de silicio, las actuales etiquetas RFID no me permiten hacerlo. Hemos construido un chip diminuto y de bajo costo, sin embalaje, batería u otros componentes externos, que almacena y transmite datos sensibles», dijo Ruonan Han, uno de los investigadores.
Seguridad mejorada con la encriptación del CCE
Al igual que los chips RFID, el módulo utiliza el principio de retrodispersión. Refleja la señal emitida por un dispositivo de lectura, con modulaciones para transmitir los datos. Incluso con un tamaño tan pequeño, los investigadores han logrado integrar una función que dirige la señal al dispositivo lector, aumentando así la eficiencia.
Para evitar la necesidad de una batería, el lector envía un rayo de luz que pasa a través de pequeños agujeros en las antenas, para ser recogido por los diodos fotovoltaicos que están debajo. Estos diodos convierten la luz en electricidad y producen una corriente de un voltio, alimentando el procesador que gestiona el Sistema de Criptografía de Curva Elíptica (ECC). La codificación de las transmisiones se basa en una combinación de claves privadas y públicas, lo que hace imposible que cualquier persona sin la clave privada del usuario pueda acceder a los datos.
Una etiqueta lo suficientemente pequeña para autentificar los chips de computadora…
Actualmente, el alcance de la señal es de cinco centímetros, lo que ya se considera un alcance de campo lejano y permite el uso de un lector portátil. Los investigadores desearían aumentar aún más el alcance para permitir la comunicación con un lector central. «Creemos que podemos utilizar un lector central que no tiene que acercarse a la etiqueta, y todos estos chips pueden dirigir sus señales a ese único lector», dijo Mohamed I. Ibrahim, uno de los estudiantes que trabajan en el proyecto.
Según los investigadores, las etiquetas no sólo son pequeñas, sino que son fáciles de producir y cuestan sólo unos pocos centavos. Esto permite que se incrusten en chips de computadora más grandes, que son un objetivo principal de la falsificación. Con el tiempo, los investigadores esperan poder alimentar el chip directamente con ondas de terahercio, eliminando la necesidad de diodos fotovoltaicos para reducir aún más el tamaño y el costo de producción.