Todo comenzó el 20 de agosto cuando la NASA emitió un breve comunicado en el que informaba que se había identificado, pero no localizado, una pequeña fuga de aire dentro de la Estación Espacial Internacional, por lo que los tres tripulantes que ahora se encuentran en la estación les pidieron que permanecer dentro del segmento ruso como medida de precaución.

El mismo comunicado insinuaba que después de unos días todo volvería a la normalidad. Sin embargo, han pasado 13 días y aún no hay declaraciones de la NASA sobre la resolución del problema.

Básicamente, aún no se ha identificado el posible orificio que está causando la fuga de aire. Actualmente, la tasa de pérdidas se mantiene estable, como explica a Business Insider Daniel Huot, portavoz de la NASA, y por lo tanto no hay preocupaciones particulares para la tripulación ni para la propia estación. Sin embargo, está claro que tarde o temprano habrá que localizar el agujero porque existe el peligro de que la fuga aumente más o menos repentinamente y entonces los tanques presurizados llenos de nitrógeno y oxígeno ya no serán suficientes para taponar la fuga.

En cualquier caso, se prevé cualquier situación de emergencia y también es posible aislar completamente el módulo que está perdiendo área.

En el peor de los casos, los astronautas pueden regresar a la Tierra a través de la nave espacial Soyuz MS-16, actualmente atracada en la ISS.

Los especialistas ruso-estadounidenses siguen trabajando y se supone que en unos días se podrá resolver la situación. Ya en agosto de 2018, los miembros de la ISS descubrieron un agujero de 2 mm en una de las naves espaciales rusas Soyuz ancladas en la estación. El caso creó un gran alboroto ya que parecía que el agujero había sido tapado con pintura que de alguna manera se corroyó después de que la cápsula llegó a la estación.