La microgravedad en la estación espacial provoca desplazamiento cerebral y limitaciones visuales

Otro estudio más intenta comprender los efectos de permanecer en el espacio en el cuerpo humano. En esta ocasión, el estudio, publicado en Science Advances, se dirige al cerebro y confirma que se producen algunos cambios, pero también señala que no se trata de neurodegeneración ni de efectos graves.
Los investigadores utilizaron los datos de ocho cosmonautas rusos masculinos después de su estadía tras largas misiones, que duraron hasta siete meses, en la Estación Espacial Internacional. Los investigadores encontraron un cierto nivel de reorganización del cerebro que también condujo a una mejor arabilidad, pero también notaron un nivel ligeramente más débil de poder visual.
Para analizar los cerebros de las cosmonavas, los investigadores utilizaron un tipo de imagen de resonancia magnética 3D para escanear las diversas áreas. También se centraron en la cantidad de tejido del cerebelo y encontraron una mayor cantidad de tejido en esta área. Es una región del cerebro relacionada con el equilibrio, la postura y la coordinación.
En la práctica, los cosmonautas mostraron habilidades motoras mejoradas después de seis meses en gravedad reducida pasados en la Estación Espacial Internacional.
Según Steven Jillings, quien hace algunas declaraciones a Business Insider y quien es el autor principal de la investigación, la dificultad de este estudio es que no existen puntos de referencia en términos de situaciones similares (aparte de otras investigaciones realizadas en astronautas cosmonautas que se han quedado para períodos similares en la ISS).
Además de la pérdida de tono muscular y óseo, en condiciones de microgravedad los astronautas también tienen que soportar un patrón inusual de fluidos corporales que tienden a moverse unos hacia otros, a diferencia de lo que ocurre en la Tierra donde nuestros fluidos corporales se mueven hacia abajo. atraídos por la gravedad de nuestro propio planeta.
Este estudio encuentra que el cerebro, no solo los fluidos, también tiende a moverse hacia arriba en condiciones de microgravedad y esto provoca una redistribución de los fluidos dentro de los cuales el propio cerebro «flota». Este líquido también puede acumularse en el interior de los ojos provocando hinchazón y limitación de la visión, especialmente la visión de cerca, una afección ya conocida y denominada síndrome neuroocular asociado con los vuelos espaciales.
Entre otras cosas, la propia NASA aconseja a los astronautas que usen anteojos especiales durante períodos más prolongados en la EEI. Sin embargo, la mayoría de la gente se recupera de esta pérdida de agudeza visual unos meses después de regresar a la Tierra.