¿Hambre incontrolable durante el embarazo?: científicos descubren mecanismos neuronales

El mecanismo neuronal que subyace a un comportamiento bastante extendido entre las mujeres embarazadas, a saber, el de tener (y satisfacer) un deseo más o menos descontrolado, a menudo de un determinado alimento, se revela en un nuevo estudio, según informa una nota de prensa de la Universidad de barcelona[1] El estudio fue publicado en Naturaleza Metabolismo.[2]
Antojos repentinos de comida durante el embarazo
De hecho, durante el embarazo, muchas mujeres pueden sentir la necesidad, más o menos repentina e incontrolable, de comer un determinado alimento, normalmente sabroso o rico en calorías, lo que ciertamente no es bueno porque puede aumentar el riesgo de sufrir sobrepeso o de obesidad durante el embarazo.
Más allá de los mitos y creencias populares, como los llama Marc Claret, catedrático de la Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud de la Universidad de Barcelona y uno de los principales autores del estudio, sí existen mecanismos neuronales que se pueden vincular a estos .“Antojos”.
Experimentos en ratones
Los investigadores realizaron experimentos en ratones. También en estos animales, los cerebros de las hembras, durante el embarazo, pueden sufrir cambios en las conexiones neuronales de los circuitos de recompensa, los centros del gusto y el aparato sensorial motor. Estos cambios pueden hacer que las personas sean más sensibles a los alimentos más dulces, lo que les lleva a darse más «atracones».
Los investigadores descubrieron un mecanismo neuronal dopaminérgico en los cerebros de los sujetos. La dopamina es un importante neurotransmisor en clave «motivacional», como explica el propio Claret.
Cambios en los niveles de dopamina y receptor D2R
En concreto, los investigadores encontraron cambios en los niveles de dopamina y en la actividad de su receptor D2R. Los niveles de ambos aumentan en la zona del núcleo accumbens. Esta es un área del cerebro que está notoriamente involucrada en el circuito de recompensa.
Según Roberta Haddad-Tóvolli, otra autora del estudio, esta información sugiere que el embarazo debe ser el detonante de una reorganización de los circuitos neuronales mesolímbicos. Esto parece ocurrir precisamente por la alteración de las neuronas D2R. De hecho, los antojos de comida de las ratonas preñadas tendieron a desaparecer después de que los científicos bloquearon la actividad de estas neuronas en particular.
Resultados «impactantes»
Claret piensa que estos resultados son «impactantes»; en cualquier caso, parecen bastante importantes ya que los hábitos alimentarios de la madre durante el embarazo pueden tener un impacto notable en la salud del feto. Además, como explica Claret, los resultados alcanzados por este nuevo estudio sugieren que incluso comportamientos relativamente efímeros, como el antojo momentáneo de un alimento en particular, cuando son recurrentes pueden afectar la vulnerabilidad psicológica y metabólica de la descendencia.[1]