En 2007, los filántropos Bill y Melinda Gates sorprendieron a muchos científicos cuando, en una reunión en Seattle, Washington, pidieron la erradicación mundial de la malaria. Muchos sentían que el paludismo estaba tan arraigado -había casi 250 millones de casos al año- y que era tan difícil combatirlo que cualquier conversación sobre su erradicación era prematura. Pero es difícil ignorar a dos de los financiadores más generosos del mundo, y tanto la Organización Mundial de la Salud (OMS) como los investigadores aceptaron la idea. Pronto, una ráfaga de grupos de trabajo, documentos científicos y estrategias de salud pública sentaron las bases.

Pero el consenso se está disolviendo. La semana pasada, la OMS lanzó una pequeña bomba cuando publicó el resumen de un informe que dice que la erradicación de la malaria no es factible en un futuro previsible. Y argumenta que fijar cualquier plazo socavará los esfuerzos de control de enfermedades, como lo hizo la OMS cuando estableció un objetivo similar hace 64 años. «No debemos preparar al mundo para otro esfuerzo fallido de erradicación de la malaria que podría descarrilar los intentos de lograr nuestra visión durante décadas», dice el informe del Grupo Asesor Estratégico de la OMS para la Erradicación de la Malaria (SAGme).

«Es un momento decisivo», dice Willem Takken, un médico entomólogo jubilado de la Universidad de Wageningen e Investigación en los Países Bajos. «Básicamente la OMS ahora admite que no nos desharemos de la malaria en un futuro cercano.»

Sin embargo, un segundo grupo de alto calibre no está de acuerdo. El 9 de septiembre, la Comisión de la Lancet para la Erradicación de la Malaria, un grupo de 26 académicos de todo el mundo, publicará un estudio en el que se recomienda que el mundo establezca un objetivo de erradicación para 2050, según fuentes de Science. La comisión también ofrecerá un cronograma y pasos concretos para alcanzar la meta. Una fecha límite ayudará a recaudar fondos y a mantener el campo energizado, dice Arjen Dondorp, jefe de la Unidad de Investigación de Medicina Tropical Mahidol Oxford en Bangkok y miembro del grupo Lancet: «Se trata principalmente de mantener el espíritu.»

La Comisión de la revista The Lancet tiene previsto realizar un anuncio de alto nivel en la sede de la OMS en Ginebra, Suiza. Eso provocó un ataque preventivo de SAGme. Publicó su resumen y dio una conferencia de prensa el pasado jueves, a pesar de que su informe completo está a meses de distancia, «en parte debido al ruido que se puede generar alrededor» del informe de Lancet, dice Pedro Alonso, director del Programa Mundial de la OMS contra la Malaria. «Es asegurarse de que la comunidad no siga una sola línea de pensamiento.»

El debate es sobre algo más que la utilidad de objetivos audaces en la salud mundial. El enfoque en la erradicación ha sesgado las prioridades de los científicos y los financiadores, dice Brian
Greenwood, un malariólogo de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres. Por ejemplo, se ha gastado mucha energía en países al margen del mapa de la malaria, como Sri Lanka, Bután y El Salvador, donde la eliminación del parásito fue relativamente fácil. Esas «victorias tempranas» elevaron la moral, pero desviaron la atención de los países africanos, donde miles de niños y niñas morían de paludismo, dice Greenwood. Recuerda haber visto a 16 niños con paludismo cerebral en un hospital de Sierra Leona y haber pensado que hablar de erradicación era prematuro.